Pregunta: ¿Algunas recomendaciones para las chamas que te leen con respecto a la vida?
Respuesta:
- Respetate a tí misma: "Todo me está permitido, pero no todo me
conviene. Todo me está permitido, pero no me haré esclavo de nada." (1
Corintios 6:12).
- No odies ni
aceptes la soberbia como parte de tu personalidad. Eres mucho como para
ser tan poco como eso. Perdona siempre: "Arranquen de raíz de entre
ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de
maldad. Más bien sean buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose
mutuamente, como Dios los perdonó en Cristo." (Efesios 4:31-32).
- Ama: "Sean humildes, amables, comprensivos, y sopórtense unos a otros con amor." (Efesios 4:2).
-
No digas malas palabras, porque lo que sale de tu boca muestra lo que
hay en tu corazón: "No salga de sus bocas ni una palabra mala, sino la
palabra que hacía falta y que deja algo a los oyentes." (Efesios 4:29).
-
No tengas miedos porque no estás sola: "No temas, pues yo estoy
contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios; yo te he dado
fuerzas, he sido tu auxilio, y con mi diestra victoriosa te he
sostenido." (Isaías 41:10)
- No esperes el día de mañana para reconciliarte con Dios ya que no sabes lo que te deparará: "Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora." (Mateo 25, 13).
- Ayuda al necesitado: "Entonces los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?' Y el Rey les dirá: 'En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.' "(Mateo 25, 37-40).
- Duele mucho cuando alguien te traiciona o hace algún mal, pero la venganza solo corromperá tu ser: "Ustedes han oído que se dijo: 'Ojo por ojo y diente por diente.' Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra." (Mateo 5, 38-39).
- No pienses que no sirves para nada en este mundo. Dios te dió talentos. No desperdicies tu vida sin utilizarlos pues existes para dar lo mejor de tí de acuerdo a tus posibilidades. Has sido llamado para hacer el bien: "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. En seguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el de los dos talentos dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el que había recibido un talento dijo: Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo. Mas su señor le respondió: Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." (Mateo 25, 14-30).
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